Entrevista en Cadena SER Las Palmas con Evaristo Quintana
¿Afecta a muchas personas no poder comprar todos los regalos en navidad y reyes que querían? ¿Puede producir y produce ansiedad?
Está claro que aquí hay una cuestión económica: de cuánto dinero dispongo para comprar los reyes; pero podemos decir que, a veces, nos ponemos nosotros mismos las exigencias de comprar muchas cosas, grandes regalos, o gastarnos mucho dinero, cuando el regalo es para el otro, y el otro puede no ser tan exigente como nosotros. En ese sentido, podemos preguntar al otro lo que quiere: si son niños, a través de la carta de los reyes, y si son adultos, preguntar directamente. Eso nos puede aliviar de exigirnos ser el mejor Rey mago del mundo. No es la única oportunidad que tenemos para regalar al otro, así que podemos dosificarnos.
Y sí, puede producir ansiedad en el sentido, también, de que se acierte o no con lo regalado, o no se cumplan las expectativas. Pero como digo, muchas veces es más la autoexigencia que lo que al otro le pasa. Si uno se equivoca en un regalo, pues no pasa nada. También es una forma de conocer los gustos de los demás.
A veces, incluso, nos sorprende positivamente la reacción frente a un regalo.
Cuando pasan las navidades y nos tenemos que hacer cargo de los gastos que hemos tenido ¿esto puede producir malestar?
Sí, claro, si nos entusiasmamos demasiado, y tiramos mucho de la tarjeta, podemos luego llegar a la realidad, y ver que quizás nos hemos pasado. Ponerse un límite no estaría mal, fijar una cantidad de dinero para dedicar a los regalos. Pero, bueno, siempre luego se improvisa, y vemos nuevos objetos que nos gustaría regalar.
La vorágine del consumismo, a veces por postureo, para regalar o viajar ¿nos afecta?
Regalar es el primer acto social del ser humano. El primer regalo que hace el niño es cuando está en la etapa del control del esfínter anal, y la mamá le pide que haga la caquita en el orinal. Es el primer regalo porque la madre lo espera con entusiasmo, se alegra mucho cuando lo recibe. Es un momento evolutivo importante porque también es la primera vez que el niño tiene cierto dominio sobre el mundo. Puede dar algo, que es suyo propio, a conciencia.
La importancia de regalar, y también de recibir regalos, tiene que ver con esta cuestión psíquica tan importante.
En el regalar hay un acto de querer contentar al otro. Seguramente, las navidades, y concretamente el Día de Reyes, supone una fecha donde podemos regalar sin límites, contentar al otro sin límites, y hacerlo sin la represión que nos puede acompañar el resto del año.
Luego, por supuesto, está todo el tema del consumismo, pasarnos en los regalos, pero bueno, tiene también que ver con personas que quieren contentar a los otros, a veces, en demasía. Por eso que los límites no están mal, sobre todo para luego tener una cuesta de enero más llevadera.
Desde el punto de vista afectivo ¿no acertar con el regalo preocupa?
Sí, en el sentido de que no acertar con el regalo sería como una decepción que uno sufre, una pequeña decepción, pero por esto mismo que decía antes, por la importancia que tiene el regalo en nuestras vidas. El regalar y el acto de dar, no solo satisface al que es regalado, sino también al que regala. Cuando se acierta en un regalo, o cuando se da algo al otro que nos lo agradece, el narcisismo propio aumenta, y esa es una satisfacción que nos gusta experimentar. Por eso tratamos de regalar, a veces, lo que a nosotros nos gustaría que nos regalaran. Pero mejor es preguntar, y así podemos tener un nivel de acierto mayor.