El Psicoanálisis es una ciencia joven que tiene algo más de 100 años de historia y aparece a principio del siglo XX, en 1900. Su descubridor, Sigmund Freud es un neurólogo vienés que se había interesado en aquellas pacientes que no mejoraban de sus síntomas, síntomas físicos, como paralizaciones de partes del cuerpo, dolores en distintos lugares, con los tratamientos médicos tradicionales.
El psicoanálisis vino a aportar un conocimiento al hombre. Descubrió cuál es la parte inconsciente de la personalidad, que es aquella en la que residen las emociones, los recuerdos, los sentimientos, la memoria. Todos intuimos que tenemos esta parte pero no llegamos a ella.
El aparato psíquico humano está dividido en dos instancias:
– la conciencia: órgano receptor
– lo inconsciente: recuerdos, emociones, sentimientos (odio, celos, amor)
En la conciencia es donde se manifiestan los sentimientos, pero no sabemos la procedencia. Por ejemplo, una mañana nos levantamos tristes sin tener un motivo aparente que cause esa tristeza. El sentimiento lo tenemos y lo sentimos pero no sabemos de dónde procede. O sentimos una antipatía exagerada hacia una determinada persona, sin que nos haya hecho nada, y no sabemos por qué nos ocurre eso. No saber la procedencia de estos afectos nos hace sentirnos mal. ¿Por qué me siento triste si todas las cosas me van bien? ¿Por qué siento celos o envidia hacia esa persona? ¿Por qué me gusta tanto ese chico?
El Psicoanálisis nos permite conocer esa parte inconsciente de la personalidad, sabiendo y descubriendo porqué actuamos cómo actuamos, porque las cosas nos salen mal, porqué falló aquella relación con aquella chica que tanto me gustaba.
Por otro lado, también es un método terapeútico muy eficaz en el tratamientos de cualquier proceso patológico: depresiones, fobias, obsesiones, problemas de pareja,…
Para psicoanalizarse no hace falta estar enfermo. Sólo hay que desearlo.