Duelo y melancolía: la depresión
Las similitudes del cuadro general de la melancolía con el duelo, justifican un estudio paralelo de ambos estados.
El duelo es, por lo general, la reacción a la pérdida de un ser amado, o algo equivalente, como puede ser la libertad, la patria, un ideal,…
El duelo se caracteriza por:
– estado de ánimo profundamente doloroso
– cesación del interés por el mundo exterior, en cuanto no recuerda a la persona fallecida
– la pérdida de la capacidad de elegir un nuevo objeto amoroso, lo que equivaldría a sustituir al desaparecido
– apartamiento de toda actividad no conectada con la memoria del ser querido
No consideramos el duelo como un estado patológico, porque nos lo explicamos perfectamente, ni es necesario un tratamiento médico, confiando que con el paso del tiempo desaparecerá, y no es adecuado alterar su proceso, aunque pudiera ser aconsejable un apoyo de sus posibles desviaciones.
En algunas personas surge una melancolía en lugar de un duelo, lo que se atribuye a cierta predisposición morbosa.
La melancolía también se caracteriza por un estado de ánimo profundamente doloroso, una cesación del interés por el mundo exterior, la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de todas las funciones, y la disminución del amor propio. Este último síntoma se traduce en reproches y acusaciones de que el paciente se hace objeto a sí mismo.
Sin embargo, en la melancolía no somos capaces de descifrar qué es lo que tiene absorbido totalmente al sujeto, y menos aún, por qué se dirige esos amargos reproches, que muchas veces no tienen relación con él. En muchas ocasiones los familiares del melancólico y el propio paciente, no entienden su enfermedad cuando todo lo que le rodea funciona bien. Esta característica es la que hace tan enigmática esta enfermedad, no pudiendo encontrar en la realidad, ninguna razón que explique el estado psíquico del melancólico.
Continuará.