Hoy, 10 de septiembre, se celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Y para hablar de este tema no podemos obviar los descubrimientos del Psicoanálisis.
Detrás del fenómeno del suicidio, está, mayoritariamente un trastorno como es el de la depresión. Una persona para llegar a atacarse o darse muerta a sí misma, está en un estado y en un proceso psíquico que llamamos de melancolía, en el que algunas circunstancias se han visto modificadas como las que vamos a ver.
En la melancolía o la depresión la persona ha sufrido una decepción, con otra persona, con alguna situación, con algún aspecto abstracto como la libertad o la juventud. Esa decepción que conllevaría un cambio en la persona, en el melancólico encuentra un obstáculo para su resolución. La persona es como si no la aceptara, o mejor dicho, no aceptara la pérdida que conlleva esa decepción.
Para no aceptar la pérdida el deprimido se identifica con lo perdido, es decir, lo introyecta, lo hace suyo, y esa es una forma de no perderlo. Este proceso que se denomina de identificación, proceso necesario para la constitución del sujeto humano, toma este camino, de tal manera que el melancólico sigue conservando lo perdido, pero ahora lo hace en su yo.
Pareciera que de esta forma se hubiera resuelto el problema. Sin embargo, lo que nos encontramos es que esa identificación tiene consecuencias negativas, ya que para dar cabida a lo perdido el sujeto tiene que ceder una parte de sí. Se empobrece podríamos decir, se hace pequeñito. Esto explica el síntoma tan característico de la depresión de pensarse como que uno no es nada o no tiene valor. La sombra del objeto, decimos, ha caído sobre el yo.
Por supuesto, no todas las personas que padecen de depresión derivan en el suicidio. Solo algunos llegan a tener esta conducta tan trágica para la vida. En este caso, lo que vemos es que como forma de rebelarse contra lo perdido, ahora introyectado en el yo, el sujeto se da muerte a sí mismo, o lo intenta, como forma de “matar” lo que le decepcionó. En este sentido, podemos decir, que el suicida es un “asesino” tímido.
Esta es la única forma por la que nos podemos explicar que alguien se de muerte a sí mismo, ya que por el instinto de supervivencia lo que hacemos es proteger la vida.
Por eso en el día de celebración de la Prevención del Suicidio, quiero decirles a todas aquellas personas que sufren de depresión, que tienen de forma recurrente ideas suicidas o, incluso, que han tenido intentos, que lo que les pasa se puede tratar y curar.
MUCHAS GRACIAS!