¿No te ha pasado alguna vez sentir una gran hostilidad hacia alguien sin una causa aparente? o ¿tener una relación con una persona y de repente empezar a notar que te trata mal? O ¿ir conduciendo y que otro conductor despierte lo más animal que hay en ti?
Todas estas situaciones tienen en común la agresividad. La agresividad es algo que está presente en todos los seres humanos, de forma más o menos manifiesta. La existencia de tales tendencias agresivas son las que dificultan la vida en común, y ponen en riesgo su perduración.
Pero ¿qué es lo que causa esos estados? ¿Por qué somos agresivos? La agresividad puede provenir de distintas fuentes. ¿Te ves reflejado/a en alguna de ellas? Reconocerlo es el primer paso para cambiar.
A veces un sentimiento de hostilidad hacia una persona puede estar encubriendo una relación amorosa inconsciente, que por no ser reconocida o por ser negada, se expresa como agresividad. Entre el odio y el amor hay un límite muy delgado. Frente a un odio muy profundo manifestado en la conciencia, puede existir en lo inconsciente un amor igualmente intenso. Además, muchas veces esa relación de hostilidad viene precedida de una relación cordial entre el agresor y el agredido.
También puede estar en juego un proceso de identificación. Sentir un odio o gran hostilidad hacia alguien, porque me recuerda algo de mí, o de mis figuras parentales que rechazo.
Por ejemplo, el rasgo al que el sujeto se identifica puede ser algo que rechaza de él mismo o de las figuras parentales, lo que genera agresividad.
Todos por estructura somos narcisistas. El narcisismo es lo que nos hace creer que somos mejores, que nuestra forma de hacer las cosas es la mejor. Esto se produce por la negación de las diferencias. Tratamos a los otros como si fueran iguales a nosotros, y no hay nada más diferente que una persona a otra.
La diferencia con el otro es vivida como una crítica a las propias costumbres, maneras, etc. y una invitación a modificarlas, y esto genera agresividad. Esta es la explicación de porqué lo diferente, a veces, lo primero que nos produce es rechazo.
Los celos son un sentimiento de tristeza que acontece ante la pérdida real o imaginada de la persona amada, por la intervención de un tercero. Además de este sentimiento de tristeza surge un sentimiento hostil, tanto hacia la persona amada como a la que ha causado los celos.
Los celos siempre nos señalan la existencia de un deseo.
Cuando los celos no son reconocidos, actúan de manera inconsciente. El celoso no se siente celoso, sino que siente un impulso agresivo irrefrenable contra su antiguo compañero, amigo o pareja.
Muchas relaciones de cordialidad se convierten en hostiles cuando aparecen los celos.
5. Agresividad secundaria a la envidia
Los celos se desencadenan por la llegada de un tercero. En la envidia solo hay dos. En los celos siempre hay en juego un deseo. En la envidia no. El envidioso no desea lo que el otro tiene como el celoso, sino lo que le interesa es que el otro no lo tenga. El otro le señala al sujeto algo que le falta: eso que envidia quiere destruirlo en el otro, porque le señala una falta, una imperfección. El envidioso tiene la ilusión de que destruyendo eso del otro, acaba con él.
La agresividad secundaria a la envidia se puede calificar como violencia, donde hay una intención de hacer daño, físico, psíquico o moral.
¿Qué se puede hacer para restringir la agresividad en cada una de estas situaciones?
En cuanto a la Agresividad por amor encubierto, aceptar esa tendencia amorosa no tolerada, y ver que aceptarla no tiene que significar ponerla en acción o llevarla a cabo.
En cuanto a la Agresividad por identificación, reconocer los defectos propios y no proyectarlos en el otro.
En cuanto a la Agresividad relacionada con el narcisismo, aprender a tolerar las diferencias.
En la Agresividad relacionada con los celos, descubrir el deseo que hay detrás de ellos.
Y por último en la Agresividad relacionada con la envidia, tolerar la falta y construirla.
Y para todo ello, y si solo no puedes, el Psicoanálisis te puede ayudar.
Pino Lorenzo
Psicóloga Psicoanalista
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